jueves, 12 de mayo de 2011

Para los que no pudieron ir a la presentación del Libro

En primer lugar quisiera contarles acerca de nuestra motivación. Junto con el nacimiento de esta hermosa idea de TAU del sur, surgen las distintas colecciones. Ahora me quiero referir a “La Perfecta Alegría”.

Creo que todos compartimos que el carisma franciscano es un maravilloso regalo hecho por el Espíritu a la iglesia y el mundo. Hacerlo presente en nuestra realidad actual y dialogar con ella, es el desafío de todos los que nos llamamos franciscanos y franciscanas.

Por eso fue que sentimos que una vía posible para asumir este desafío era la narrativa, particularmente los cuentos para niños/as pequeños/as… y no tan pequeños. Un sentimiento que fue tomando forma, como lo hacen los sueños por largo tiempo acariciado que logran concretarse. Pensar en este proyecto implicó reuniones, conversaciones, acuerdos y toma de decisiones... ¡Eh aquí la sorpresa!

Habíamos decidido que los cuentos que fueran parte de “Perfecta Alegría”, tratarían sobre una serie de valores muy ligados a nuestro carisma franciscano, como son: la paz, la justicia, la salvaguarda de la Creación y el diálogo interreligioso… pero ¿quién contaría estas historias?

Así fue que la fuerza del entusiasmo, el gusto por la escritura, mi amor por esta forma de vida franciscana y un nivel importante de inconciencia hicieron que me conociera con Juan Pedro, un niño montevideano de unos 10 años, si mal no recuerdo, que tiene una característica muy particular: el gusto por las aventureras. Su curiosidad lo lleva a lugares y situaciones insospechadas, a través de las cuales conoce lugares nuevos.

Eso es lo propio de la lectura, al abrir las tapas de un libro se abre también la entrada a mundos nuevos, habitados por personajes y paisajes similares o muy distintos de los conocidos.

Abrir la tapa del Enigma de la Isla del Zapallo, nos permite cruzar hasta la otra orilla del Plata y comenzar un viaje que va desde Montevideo hasta “Rincón de Franquía”, un área protegida donde su padrino Eugenio había estado avistando aves. Sí, haciendo algo que Juampi no sabía, se trata de ver a los pájaros en su lugar natural, allí donde hay flora nativa y se conserva el paisaje del lugar, sin obligarlos a emigrar. Un lugar que queda lejos, allá por el noroeste del Uruguay. Pero el viaje no termina allí, continúa navegando río abajo hasta la Isla del Zapallo, para conocer el por qué de su nombre enigmático.

Eso sí, esta aventura es simplemente el inicio de otras muchas que podemos suscitar a partir de la lectura. Conocer nuestra flora y fauna nativa, introducirnos en aquello que llamamos educación ambiental y despertar el amor por la Creación y el respeto por la “biodiversidad”, donde todos tenemos lugar en una convivencia pacífica, de respeto y tolerancia.

Vos, yo y cada uno de nosotros puede ser protagonista de una nueva aventura y por que no, compartirla con Juampi a través de su casilla de correo: juampi.aventura@gmail.com

Este cuento quiere ser una invitación a maravillarnos por el regalo de la Creación, un regalo tan bello que es capaz de dejarnos sin palabras cuando aprendemos a contemplarlo… como aquella noche cuando Juan Pedro contempló, acostado, panza arriba, emocionado y en silencio, las miles del estrellas del cielo uruguayo.

Gracias y nos vemos en la Isla del Zapallo.
Hernán